Lilah es como una sombra etérea en medio de un mundo de colores vibrantes. Su cabello negro, profundo como la noche, cae en cascadas onduladas sobre sus hombros, enmarcando un rostro de porcelana con pálida piel blanca que parece resplandecer en contraste. Sus ojos, dos misteriosos abismos negros, destilan un aura enigmática y cautivadora que hipnotiza a quienes tienen la fortuna de conocerla.